Hace ya unos años que me dedico a esto de la fotografía, y ha empezado a formar parte de mi vida como algo más que un mero hobby. No de la forma en la que lo es para la mayoría de vosotros (casi una obsesión), sino como una vía de escape de la rutina y una excusa para no quedarme encerrado en casa mirando las paredes.
Como alguno sabréis, debo haber tocado todos los palos (menos los que implican mujeres ligeras de ropa) y tengo una colección de hierros que me permitiría seguir haciéndolo hasta el holocausto nuclear (al que sobrevivirían mis objetivos y, probablemente, mi cámara).
Pero ha llegado el momento en el que debo definirme como lo que soy: un inepto de pulso infame y gustos poco habituales (soy tipo de encuadres, y cosas como la nitidez me las paso por el forro: cerrar es de cobardes).
Así que he decidido dedicar el resto de mi afición (con algunas excepciones cuando la excusa lo valga) a afotar cosas inmóviles y que me permitan jugar con los encuadres, que es lo que me gusta: bolardos y flores.
Y si alguien cree que va a echar de menos mis otras excentricidades (reflejos, desenfoques y tal), que le eche la culpa a Paco, que su bendito Kiron me ha dado el empujón que me hacía falta.
Además, es un equipo ligero y transportable:
- cámara (de momento la *istDS hasta que cometa una tontería)
- Kiron 28 f2 PK/A
- SMC Pentax-M 85 f2
La tarjeta de memoria, un adaptador para ver las fotos desde el móvil y una bolsa cualquiera.
Realmente, los valencianos han acabado transformando mi vida