de casa se sale meado, cagado, comido y bebido
Introducción
Ésto es un palíndromo narrativo. Estoy dormido, pero no quiero arriesgarme a que esta reflexión de detrás del volante (conducir desde delante del mismo es incómodo a la par que peligroso) se pierda con la almohada.
El sueño y el cansancio (y el buen humor y la confianza) a veces me inducen un cierto estado de desinhibición, que hacen que mi casi siempre elegante y refinada prosa adquiera un cierto deje "popular" (sin ser partidista) que incluye vocablos y giros que pueden parecer soeces al lector no acostumbrado.
Aclaraciones
Este relato es pura invención. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Los nombres de lugares y personas aquí mencionados han sido elegidos al azar (y al malvavisco) y no tienen nada que ver con lugares o personas reales.
Ni pentaxeros ni la "tienda pentaxeros" no tienen ninguna responsabilidad sobre las palabras del autor.
De hecho, el autor tampoco tiene ninguna responsabilidad sobre sus palabras. Ni responsabilidad. Ni palabras. O casi.
Ayer se despertó sonriendo, iba a ser un fin de semana cojonudo.
Con todo preparado desde el día anterior, se tomó sus abluciones con la calma del que se prepara para una jornada perfecta.
Recordó las sabias palabras del abuelo de alguien, y eso le provocó una reacción en cadena (como comentaba hoy, tiene conectados bidireccionalmente y sin cortafuegos cerebro, boca y culo, y eso a veces pasa factura).
......
Sale con retraso de casa tras tirar de la cadena. Avisa a los tres mosqueteros a los que iba a recoger a la estación: "voy tarde"
Todo comprensión y paciencia: "vale, cogemos el tren, que no nos fiamos de ti"
Se prepara para un viaje solo en coche. No pasa nada, le relaja conducir.
A los diez quilómetros está llamando desde una gasolinera al mecánico: "Juan, el coche se ha recalentado y pierde refrigerante, siento despertarte, pero me esperan veinticinco personas en Zaragoza"
El mecánico (sin saber que por "personas" quiere decir "pentaxeros") le dice que vaya para el taller y le espere allí, que hará lo que pueda para que llegue lo antes posible. Si llega a saber que por "personas" quería decir "pentaxeros", quizá le hace el favor de no arreglarle el coche:
el pentaxero es cabrón por naturaleza, y se ceba con las desgracias ajenasComo estaba todo bien organizado, y sabiendo que el grupo funcionará como un mecanismo bien engrasado (
al pentaxero medio le sobran mecanismos y grasa), avisa de lo que pasa y espera paciente las muestras de soporte de sus compañeros, pero acaba viendo como el grupo de mensajería desde el que se coordina el evento se llena de chascarrillos y referencias a la fiabilidad de su vehículo (cabrones, ¿lo he dicho ya?).
Al final llega a tiempo... a tiempo para los postres, menos de seis horas tarde (un elegante retraso). Recibe una muestra de afecto y soporte en forma de aplauso y se sonroja.
Óscar empieza a entonar el "cumpleaños feliz" y es seguido de inmediato por el coro pentaxero (¿he dicho lo de cabrones?) y por todo el restaurante.
Tímido como es, se retrae en su caparazón y busca un rincón seguro.
Nunca busques refugio al lado de un pentaxero conocido: te hará sentir peor.Se sienta al lado de Jesús (craso error), que acompaña el ridículo soportado con comentarios jocosos dirigidos a la mesa de chicas que se sientan tras ellos "¿no queréis un huerfanito? es su cumpleaños y está solo" (
cabrón)
Recibe su frugal ágape (oxímoron simple): entrante, principal y dos postres mientras intenta desaparecer del centro de atención (imposible:
el pentaxero es una especie tenaz, cuando muerde la presa no la suelta hasta haberla destrozado) sin conseguirlo (será cabrito el Jesús de las narices). Como es un caballero, mantiene una cultivada charla con la hermosa mujer de un pentaxero al que no le acaban de presentar (
el pentaxero siempre se relaciona y casa con mujeres hermosas, por muy feo que sea).
Paseo por la ciudad, visita a la Basílica del Pilar, que no le impresiona demasiado (
el pentaxero siempre ha fotografiado cosas mejores en algún momento de su pasado), cafelito, charleta y primeros abandonos: los tres mosqueteros deciden huir antes que asumir que han abandonado como un perro a su compañero de armas (
el pentaxero no tiene remordimientos: tiene o ha tenido una Pentax).
Se ultiman las últimas fases del plan de la jornada: irán a la casa a dejar los trastos, comprarán viandas para cenar en el hermoso emplazamiento (
para un pentaxero no existe lugar feo, sólo cámaras mal usadas) donde realizarán unas pocas tomas nocturnas.
Viendo el percal, nuestro protagonista avisa a los descolgados que lo de las nocturnas va a ser que no, que el grupo está hecho mierda y cree que acabarán apalancándose en la casa... que si quieren acercarse a compartir charla y sofás (
los pentaxeros nunca cumplen el programa a rajatabla, aunque los guíe papá pitufo con un sombrero de neón).
Los descolgados rechazan amablemente la invitación y deciden proseguir con el plan (
el pentaxero nunca renuncia a una sesión de nocturnas por el cansancio de otros pentaxeros: la fotografía va antes que los colegas, la familia o las mujeres... a no ser que los colegas tengan planes mejores, la familia exija su parte de tiempo o las mujeres... le sonrían)
Cena descomunal en lugar improvisado, retorno a la casa y a dormir. Algunos. Otros deciden encender la chimenea. La chimenea resulta ser ignífuga, así que deciden encender unos leños en su interior (de la chimenea).
Más charleta, calmada, suave, de temas que pasan al olvido a los tres segundos, porque hay charlas así: no importan las palabras, son sólo las excusas para alargar un momento cojonudo entre gente cojonuda (
además de un cabrón, el pentaxero es un tío cojonudo).
La última hora de charla pasa volando. Literalmente: de repente a las dos son las tres. Quizá va siendo hora de irse a la cama antes de quedarse dormidos entre el sofá y el suelo (
un pentaxero es capaz de acomodarse encima de un cactus si hay charleta y unas copitas de cava).
Al día siguiente madrugón: hay que afotar el amanecer. Lamentablemente, el amanecer ha decidido no esperar a que el grupo se despierte, y ha amanecido incólume e indiferente a los ansiosos diafragmas.
El plan del día está claro: esperar a los que se incorporan (de la cama, del sofá o al evento), salir a hacer cuatro fotos de naturaleza y luego una sencilla y rápida barbacoa antes de partir de inmediato.
Como buenos pentaxeros (
el pentaxero, al haber tenido, visto o probado una Pentax, tiene una asombrosa capacidad adapt-alltiva) cambian de planes incluso después de haber cambiado de planes. De las fotos de naturaleza se pasa a un "nos quedamos en casa, desayunamos y empezamos a preparar las brasas" y de éste a un "mejor nos vamos a Rodén el Viejo y en vez de nocturnas hacemos algo de día".
Dicho y hecho (
el pentaxero tarda en decidirse, pero una vez decidido, le cuesta cero-coma ponerse en marcha... a no ser que deba sentarse en el trono antes de salir de casa).
Rodén les gusta, lo invaden, lo afotan, lo humillan, lo ensalzan (
el pentaxero es capaz de levantar el ánimo de cualquiera incluso a base de insultos y bromas de mal gusto) y se vuelven a la casa a preparar las brasas.
Comida excelente (
un pentaxero siempre acaba una KDD con algo digno de mención habiendo entrado -a veces incluso salido- en su aparato digestivo... aunque esa mencion sea honorífica... u horrorífica, la cuestión es mencionarlo) y sobremesa breves: sólo tres horitas.
Despedida triste, pero con nuevos planes en lontananza (y longaninza en el estomaganzo) y promesas de repetir (
el pentaxero que acude a una KDD siempre quiere más). Reparto de abrazos, besos y efusividades sinceras y vuelta a casa.
Durante el trayecto, solo en el coche, reflexiona: son unos cabrones cojonudos de hermosas mujeres y sonrisa fácil. Recuerda parte de la sobremesa, cuando Paco y compañía han terminado hablando de objetivos, focales o aberraciones cromáticas (
el pentaxero siempre tiene que hablar de objetivos, focales o aberraciones cromáticas en algún momento de cualquier KDD) mientras él perdía amablemente el hilo ensimismándose (que es como quedarse dormido pero sin quedarse dormido) acurrucado por el murmullo de la charla, cual riachuelo bucólico entre arbolillos mecidos por la brisa... pero sin tanta poesía (
el pentaxero nunca pierde el tiempo con la poesía si puede capturarla a través de una lente).
Se da cuenta, tras el volante (conducir desde delante del volante es incómodo a la par que peligroso) que acaba de entender lo que nunca consiguió explicarse en algunas películas. Ya sabe por qué hay gente que se pone el batín, se llena una copa de buen licor y se sienta frente al fuego, zapatillas en los pies, a disfrutar de una grabación de ópera en el gramófono: la música es lo de menos, es el placer de saberse confortable y a gusto lo que importa.
......
Después de ver la luz (
el pentaxero siempre ve la luz, literal o metafóricamente) llegará a casa, cansado y medio dormido.
Cagará y realizará sus rituales de limpieza nocturnos con la calma del que ha vivido una jornada perfecta.
Ha sido un fin de semana cojonudo, pensará mientras se queda dormido sonriente.
Nota del Traductor: fünf punkt sieben
Nota del Autor: al final algunos (sólo algunos) de los nombres de localidades y personajes podrían (sólo podrían) no ser ficticios. Podrían (sólo podrían) existir en la realidad. También algunos de los eventos relatados podría (sólo podría) haber acaecido realmente.
Nota del Corrector: es típico que alguien capaz de utilizar correctamente el verbo "acaecer" (aunque sólo sea para aparentar) sea incapaz de darse cuenta de que tras la expresión "Nota del Autor" sólo debería haber UNA nota, y no DOS.
Sugerencia del Autor para el Corrector: vete a la mierda, que yo me voy al sobre