Una de las cosas que tuve que aprender profesionalmente (y también por propia experiencia) es que cuando escribes un comentario jocoso o satírico (o incluso muy formal) en un correo electrónico, tú lo haces con un estado de ánimo que quieres trasmitir, pero en cambio el que lo recibe puede estar en otro completamente distinto, y lo que él capta puede ser también completamente distinto.
Magnifica explicación del principal problema de comunicación escrito. Y en mi caso como soy cazurro, lo he sufrido muchas veces.