Sí, esta foto pide soledad... o, en todo caso, la que debe producir la mirada (en ese momento ella decidió mirar al mar -¿cuántas horas de fotografía llevábamos?-).
La playa de Lagos, con la surada, es un paisaje que sobrecoge: en el medio del arenal una restinga invade el mar y muchas de las rocas o quedan con su cumbre en superficie como pequeñas rompientes metidas en el mar, o velan, lo que, al atardecer, con el sol enfrente, y con ambiente borrascoso, produce una luz muy bonita (y difícil) en la espuma de las olas y da un precioso tono azul-verdoso (esmeralda?) al mar.
La foto tuve que ser muy procesada porque originalmente queda con ese aspecto a "viejo" que a veces dejan los objetivos muy antiguos como este precioso supertakumar, al que, por cierto, le conseguí su parasol original de rosca, una preciosa pieza de metal de considerables dimensiones en una "lujosa" funda original de piel con el "Asahi Pentax"
grabado y con forro interior de fieltro (LBA, LBA...)
Corrijo: el parasol no es de rosca, es encajable.