Yo también fui, varios años, madrugadora por contrato (24Km. de distancia al trabajo). Entraba a las 6 h. de la mañana y tenía que levantarme a las 4:15 h. Cuando el cielo empezaba a ponerse interesante, me tocaba encerrarme en la empresa. No disfrutaba ni de amaneceres, por contrato, ni de atardeceres, por cansancio
.
¡Uff...
... qué chapa he soltado
!
Las dos fotografías me gustan, pero la primera ¡me encanta
!
¡Un saludo
!