Dicho sea de entrada que la violencia nunca tiene justificación y, por desgracia, las calles están llenas de gorilas vestidos...y como ya dice algún compañero, esto no es ni mucho menos una novedad.
No soy muy de fotografía callejera, entre otras limitaciones, debido a que me considero tímido yde los que les "molesta molestar". Supongo que valoro mi intimidad y por ello intento aplicar estos límites a mi trato a los demás.
En cierta ocasión me dió por fotografiar las paradas de un mercado semanal cerca de mi pueblo. Siempre me ha parecido un tema atractivo, com muchas situaciones fotografiables, tanto humanas como inanimadas. No era la primera vez, ya en época analógica, a menudo me escapaba al mercado del sábado de Vic, que por volúmen y marco histórico (la plaza porticada y las calles colindantes de trazado medieval), es de los más bonitos que conozco. Pero esta vez era en un pueblo mucho menos glamuroso y en un mercado pequeño. A la tercera foto me increparon, les dije que era para conumo propio y que no se preocuparan...me fuí a la otra punta y tiré un par más, otra persona distinta salto como empujado por un resorte y me vino de un pelo de no comerme la cámara con objetivo incluido.
Me indicaron con agresividad que allá no era bienvenido y qué co*o me había pensado fotografiando su género...No sé si se había caído de un camión, o tenian algo que esconder...no quiero ni saberlo, cogí mis bártulos y me fuí pidiendo perdón. Cabreado y avergonzado a partes iguales. Con el barullo toda la plaza supo de mis fotos y muchos estarian expectantes de que me cayera alguna host*a a ver si tenian espectaculo gratis...nos gusta el drama, ya lo sabemos!
Con una reflexión posterior pensé que, si bien las formas no eran excusables de ningún modo, esos energúmenos en el fondo, tenian razón! Todos somos propietarios de nuestra intimidad, sea esta confesable o no, siempre que no atente contra la vida y libertad de los demás. Si te piden que no hagas fotos, no las hagas. Aunque te lo pidan de malas maneras... y no podemos esperar formas exquisitas de todo el mundo, ya sabemos de qué va el percal, en fotografía y en tantas otras cosas.
Insisto, la violència no es excusable en ningún caso, pero a veces miro de practicar un poco de empatía y ponerme en el lugar del fotografiado. Si hacéis el ejercicio y os ponéis delante de la cámara en lugar de detrás, es probable que maticeis vuestra opinión. He estado en encuentros fotográficos de street en los que la "presión fotográfica" o la insistencia pueden llegar a ser agobiantes...hechas muchas veces con simpatía, pero pesadas.
Debe ser en parte por esto que me gusta tanto fotografiar bichos...son menos agresivos en general