- Gi-dos. Pues he estado en un tris de coger la tuya. Clara, sencilla, casi aséptica, con una preciosa (insisto: preciosa) mancha en la madera. Qué pena el tapón, que aunque son los que hay que usar, no se ajustan a ese imaginario de tapón de corcho que tenemos en la cabeza. Ya te digo que casi, pero no. El accesit que se te otorga, de grandísimo prestigio e incalculable valor económico, lo compartes con Antea, un año el uno y otro la otra. O viceversa, no sé.
¡Me doy más que bien pagado con ello!
Me alegro que te guste y sí, la foto es sencilla pero “dramática”, ese es el encanto subliminal que quise plasmar.
Me encajó en tu cuento, puesto que el final no deja de ser una puñalada. Simbólica, pero puñalada al fin y al cabo
En cuanto al tapón…a mi me falló más la iluminación que tenía en el momento de sacar la foto (se puede apreciar una temperatura de color que más parece la de una carnicería que no la de una bodega)…cosas de la modernidad. Como también es modernidad lo del tapón de silicona, que no voy a negar que quita glamour…pero a los que hemos tenido que pelearnos alguna vez con tapones de corcho rotos, desmenuzados y enganchados, esta modernidad nos sabe a gloria.