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La noche del 12 de agosto de 1912 una galerna se cobró la vida de 143 personas, la mayoría de ellas pescadores que se hallaban faenando con sus embarcaciones de vela a unas 45 millas de la costa.  116 eran bermeanos con una media de 29 años.

Este grupo escultórico, 'la última ola, el último aliento' de Enrike Zubia Elorduy, que se encuentra en la zona portuaria de Bermeo, conmemora aquella tragedia que dejó, junto a la vida de los pescadores bermeanos, 75 viudas y 225 huérfanos.

Un náufrago:




Niño y perro oteando el horizonte:

Los hombres y familias de mar siempre han pagado un alto precio para ganarse la vida. Estuve hace unos meses en Bermeo y vi la escultura pero no pude leer ningún texto porque donde debería estar había desaparecido.

Un saludo

La estatua trasmite angústia, que a la luz que nos hechas por la historia, es lo que cabría esperar.
Lamento que ni la historia ni la estatua merezcan hoy todo el respeto por los bermeanos y otros, por la pintada que ilustras y lo que añade Javocho.

Gracias por explicarlo e ilustrarlo!

Cuando ves esas esculturas y conoces la historia se ponen los pelos de punta al pensar lo dura que es esa vida.

La pena es que con los años se van olvidando.

Por otra parte,  es una gran muestra del respeto que tenemos por lo ajeno.

Si estuviste, javocho, en Bermeo y no te pasó desapercibida la escultura, seguro que le hiciste más de una foto.  ¿Por qué no las subes en este mismo hilo?  Seguro que complementarían -y mejorarían- las mías.

Estas fotos están tomadas durante un viaje de tres días recorriendo parte de la costa vasca.  Dos de mis hijas, venidas de lejos para celebrar el 70 aniversario de la amatxu, se empeñaron en que las acompañara.  Querían reavivar conmigo los recuerdos de su infancia, empaparse de añoranza de los lugares y paisajes en los que abrieron sus ojos a la luz, los que fueron testigos de sus primeros pasos, de sus juegos...  Y conocer otros que nunca habían visto porque tuvimos que mudarnos siendo ellas muy niñas.  Viaje emotivo en el que ganó el padre pero salió perdiendo el fotógrafo, como era de temer.  (La madre hubo dequedarse en casa, recuperándose de una neumonía).

En Bermeo nos detuvimos menos de lo que habíamos planeado.  Por la mañana habíamos estado en S. Juan de Gaztelugatxe.  Los tres, sí.  Me retaron a llegar hasta la ermita y yo acepté el envite.  Quien lo conozca sabe que llegar hasta allí se las trae, pero volver...  ¡ay, volver!  Pienso ahora en el susto y en el lío que se habría montado si llego a verme en esa ocasión en las circunstancias que este sábado me llevaron al hospital.

Nos detuvimos poco porque llegamos ya algo tarde y las chicas tenían empeño en llegar a Zarautz con tiempo de darse un buen baño.  Ha sido de vuelta a casa cuando he tenido noticia del número y calidad de las esculturas que, en los últimos años, han ido llenando de arte las calles de esa villa marinera con obras de los bermeanos Nestor Basterretxea y Enrike Zubia.  Y es de internet de donde he sacado la información sobre el grupo escultórico que muestran las fotos.

Coincido con vosotros en la apreciación de la dureza de la vida de la gente marinera.  Y, si ahora lo es, ¡qué no sería hace cien años!  Me trae esto el recuerdo del célebre cuadro de Sorolla 'Y aún dicen que el pescado es caro'.  Y en la de la falta de respeto a lo público, más hiriente en este caso.

Un abrazo.